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20 de marzo de 2012

Siempre me han dicho que las princesas no lloran. Que nunca están mal. Que jamás dejan de sonreír. Que no tienen miedo a nada. Que son valientes. Que pueden conseguir lo que quieran. Siempre me han dicho que yo era una pequeña princesa pero.. no lo soy. No lo soy porque yo si que lloro y también estoy mal. No sonrío siempre y tengo miedo a muchas cosas. Jamás me gustaron las princesas. Desde niña las he odiado. Quizá sea porque ellas representan todo lo que yo no soy y todo lo que la gente ve bien. Suelo llevar la contraria al mundo entero. Lo sé. Puede que sea la chica mas complicada que exista en el mundo. No lo puedo negar, y puede que algunas veces haya intentado ser algo que no soy. No soy una princesa y no quiero serlo. No espero que todo me salga bien. No creo en los príncipes azules que son capaces de cambiarte la vida en un abrir y cerrar de ojos. Solo conozco sapos y ranas que siempre terminan haciéndome daño. No creo en palacios de cristal ni en besos de ensueño. No creo en nada porque todo es irreal. Ahí fuera las cosas no son como parecen. Hay personas increíbles y otras que es mejor tener lejos. Hay momentos inolvidables y otros que desearías borrar de tu mente. No existe un equilibro entre el bien y el mal. Los malos siempre ganan y los buenos pierden.

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